martes, 17 de agosto de 2010

¿Por qué leo a Hernán Rivera Letelier?

Porque es capaz de describir con una belleza sublime tanto el acto amoroso, el sonido de una trompeta o el jaraneo de un grupo de músicos en un puterío de principios de siglo. Porque hace que a diario anhele el viaje en metro para sumerjirme en sus parajes.
Aquí una muestra:

"Le daba la impresión de que su amante peregrino sabía hallarle el pezón al pezón, el lóbulo al lóbulo, la piel a la piel, y que lo hacía todo con sabiduría extrema, usando sólo la yema de sus yemas. En ese viboreante nudo de corrupción, todos los órganos de su cuerpo vibraban, palpitaban, se encogían y dilataban como los filamentos sensibles de una planta submarina. Cuando el bárbaro de la trompeta decidió polinizarla, sintió que se hundía sin remedio y se agarró con uñas y dientes a los huiros de su pecho. Junto con sentir la implosión de una luna caliente en sus entrañas, su cerebro estalló en una girándula de los más ardientes versos de amor leídos en las noches del internado..."

1 comentario:

Elisa dijo...

Danae!
Pasaba a saludar... estoy retomando las artes blogeriles y tejeriles, aprovechando que salí con pre natal.
Salvador está muy lindo y grande!! ya debe estar en los 4 meses y medio...felicidades!!!

Cariños a los 2!